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Crónicas beisboleras: Deportistas frustrados

Publicado el 16 febrero 2013 por Epicentrodeportivo @AGPeriodista

Por: Alfredo García Pimentel
Crónicas beisboleras: Deportistas frustradosDesde hace mucho tiempo, el mundo de los deportes tiene en su hacer cotidiano la mirada atenta y especializada, la mayoría de las veces, de un grupo de personas queridas,  a la vez que odiadas. No son atletas, ni técnicos; tampoco pueden catalogarse como aficionados, pues hasta preferir un equipo o un deportista se considera pecado para ellos.
Se trata, eso sí, de gente comprometida con el deporte. Ellos siguen cada paso del universo atlético, cada entrenamiento, cada partido, cada competencia… casi nada escapa a sus ojos… y eso les da el poder de crear, de ayudar, pero también les posibilita destruir.¿Ya lo adivinó? Me refiero a los periodistas, comentaristas y narradores deportivos, cuya labor nos pone cada día en los terrenos de juego aunque estemos a kilómetros de distancia. El afán de informar los lleva al estudio perenne del deporte, al análisis de las estadísticas y hasta a jugar un poco a adivinadores, lanzando algún que otro “piscinazo” vaticinador de resultados.
Sin embargo, las buenas intenciones no siempre son tan obvias. El periodista, como el espectador promedio, alaba los desempeños deportivos más destacados y critica, a veces con mano dura, a aquellos que pueden hacerlo mejor. Ese es su trabajo, aunque no siempre sea bien recibido.
Hace algunos años, un pelotero cubano recibió fuertes reprimendas de un periodista a causa de su pobre defensa y bateo. El atleta, molesto, preguntó al comentarista si él podría jugar béisbol y hacerlo mejor. El periodista ripostó: no puedo hacer tu trabajo como tú… ¿harías tú el mío?
Sí, señores, porque bien es sabido que una mala jugada puede destruir una carrera deportiva tanto como un comentario adverso. Pero los periodistas no son un mal necesario: son también pilares del mundo de los deportes.
Somos, y ahora me incluyo, gente que ama lo que hace, que disfruta cada victoria y sufre cada revés, que saca y comparte con todos lo bueno y lo malo que deja cada partido. No somos ese montón de deportistas frustrados que muchos piensan, sino todo lo contrario: en definitiva, no tenemos que ser deportistas para ser hombres de deportes.

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