El otro día fui a ver una peli al cine y, cuando llegamos a la taquilla, la chica que había tras la ventanilla nos preguntó si queríamos butaca normal o roja. Nosotros nos quedamos algo extrañados. Ella nos explicó que la butaca roja es una innovación de Yelmo Cines que, por 1€ más, hace que el asiento vibre conectado a una transmisión de las hondas de la banda sonora de la película.
Las butacas funcionan desde 07-08. ¡Han tardado en llegar a mi cine habitual!
¡Vaya! Habrá que probarlo. Así que, por satisfacer nuestra curiosidad, apoquinamos el euro de más y vibramos con las explosiones y persecuciones de una no muy memorable Salt. La verdad es que el euro merece la pena y más si lo comparamos con los 3€ que nos soplan por el 3D.
Sin embargo, al salir del cine vino a mí una reflexión que hoy comparto con todos vosotros.
Curiosamente, las butacas rojas están situadas en la zona preferente del cine. Esto es en las filas con más demanda de público. Esas que no están ni muy arriba, ni muy abajo. Por otro lado, el cine desde sus orígenes se ha entendido como un espectáculo de masas al que sobre todo iba gente de clase media baja, baja total. Si sumamos estas dos proposiciones, con tantos suplementos y demás, ¿no estamos viviendo una división del cine de acuerdo al nivel adquisitivo del espectador igual que la que hoy es normal en el fútbol o el teatro? Piénsalo.
P.S.: No he podido evitar la coletilla del título. ¡Entendedlo! atrae más visitas :-p
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure