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Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir

Publicado el 09 marzo 2016 por Ángel Leonardo Torres @AngelToOficial
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batirNunca antes un Galaxy S había llegado con una aceptación tan buena del modelo anterior. Y además, en medio de un MWC que nos ha dejado una tendencia clara: el smartphone ya no es suficiente, y los fabricantes cada vez diversifican más su apuesta. ¿Qué puede salir de aquí?
Febrero es el mes de San Valentín, del último arreón de frío hasta el tuétano, de la Constitución mexicana, de la independencia chilena, del día de la lucha contra el cáncer y también del nuevo Galaxy. Y van siete años.
El contexto es delicado: los beneficios de Samsung Mobile llevan un tiempo a la baja; Samsung es una de las dos únicas empresas que ganan dinero fabricando smartphones, pero cada vez acusa más la presión de fabricantes locales y marcas chinas llenando mercados con dispositivos de todas las gamas lanzados mediante sistemas de distribución mucho más sencillos e igual de efectivos.
De hecho, los tiempos en los que Samsung iba como un bisoño Karate Kid repartiendo golpes incontestables en el mercado, empequeñeciendo a una HTC que todavía hoy no se ha recuperado y ya busca las habichuelas fuera del smartphone, ya pasaron. Samsung se hizo mayor, y lo hizo yendo por el camino del tedio.

Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir

Galaxy S5 (2014).


El Galaxy S5, visto con perspectiva, tenía más de smartphone aburrido de tienda de electrodomésticos que de innovación, garra. Samsung ya no daba cera y pulía cera, su evolución quedó marcada por la carrera de números, mientras su bandana de los grandes showdowns contra los macarras del dojo Cobra Kai quedaba olvidada en el fondo del armario.
Hace un año dio ese pasito que le consagró para muchos: metal, cristal, diseño, fin de los efectos vistosos que tenían más de truco de prestidigitador que de estrategia convencida.
"¡Después de Picasso, sólo dios!", exclamó Dora Maar, amante y musa del pintor. Pero después del S6 Edge y sus trazos sublimes, ¿quién? ¿La apuesta por el diseño iba a mantenerse, o íbamos a estar de vuelta en la vereda del policarbonato más pronto que tarde para volver a arañar beneficios?

El Galaxy S7 Edge parece igualito al S6 Edge, pero si algo nos ha enseñado Apple es que en telefonía es posible amortizar diseños dos años seguidos y que las ventas vayan como una moto. Y que además, hay margen para que los cambios sustanciales estén dentro del terminal aunque la carcasa sea prácticamente la misma.
En un terminal continuista, lo mejor son los regresos: microSD y resistencia al agua

Cambios como el regreso de la microSD, la hija pródiga, para goce y regocijo de quienes han crecido con Android y echaban demasiado en falta esta opción. Ahora vive junto a la nanoSIM y permite estirar el almacenamiento del terminal otros 200 GB, lo cual equivale a una opción versátil y barata (no en el caso del tope de 200 GB) para aumentar capacidad y tener a mano películas, series y demás para afrontar largos viajes, por ejemplo.
Más regresos como el de la vuelta de la resistencia al agua, que se recupera del S5, pero ahora sin tapas en los puertos, sin diseños extraños, nada se resiente. Certificación IP68 para aguantar treinta minutos a un metro y medio de profundidad. Y otras novedades como unos bordes curvados también en la carcasa trasera para mejorar el agarre.
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir

Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir

Always On en todo su esplendor.


El resto, o casi todo el resto, sí es realmente más de lo mismo: la pantalla vuelve a ser un ejemplo de lo mejor y lo peor del Super AMOLED: a un excelente contraste y unos colores vivos, junto a un negro sin competencia en paneles de smartphones, se le unen las inconsistencias de las que suele pecar lo que termine en AMOLED, empezando por un degradado rosado o verdoso en los bordes según el color que muestre la pantalla.
Y hablando de AMOLED, el uso de esta tecnología ha permitido la llegada de Always On en la pantalla, que traducido significa que esa pantalla no se apaga nunca, ya que siempre muestra, con innegociable fondo negro para mantener la batería a raya, la hora, la fecha, el calendario, etc. según queramos.
¿12 megapíxeles?
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir
Quienes van por la vida orgullosos de que el procesador de su smartphone tenga más núcleos que el del vecino, que argumentan que trece megapíxeles son pocos para una cámara o que ponen una sonrisa beatífica en los labios cuando abren AnTuTu, esos deben haberse llevado las manos a la cabeza al enterarse de que Samsung, otrora reina de las tempestades en la carrera de las especificaciones, decidió bajar de 16 a 12 megapíxeles la resolución de su cámara. "¡Pecadores!"
La cámara: excelente para fotos que nunca ampliaremos ni imprimiremos. Si lo hacemos, empiezan a aparecer los problemas

En realidad, como nos hemos cansado de decir, la resolución es secundaria si se pone el foco en un una mejor óptica. Y si somos honestos y asumimos que la inmensa mayoría de nuestras fotos móviles nunca se van a imprimir sino que van a acabar en web, redes sociales y pantallas inferiores a 8K, y que en 12 megapíxeles hay margen de sobra para los habituales recortes, tiene bastante sentido que el foco de la cámara se oriente a la calidad más que a cronificar la subida de resolución.
En parte por eso tenemos ahora unas cámaras, frontal y trasera, con apertura f/1.7, que logra fotos un 25% más brillantes que las del S6 Edge (f/1.9) y aumenta la profundidad de campo, que en última instancia supone fotos con un nivel de desenfoque del fondo mayor. Y ese desenfoque es el santo grial de la fotografía móvil, el que arrasa en Instagram y Facebook y se busca con devoción.
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batirLuego tenemos la batería, que sube el nivel con su capacidad de 3.600 mAh. En estos días de uso del S7 Edge ha resistido todo el día con un uso muy intensivo, nunca requiriendo pasar por el cargador antes de la noche.
Hay un patrón de consumo en la batería que ni es nuevo ni es exclusivo de Samsung, pero todavía es interesante comentarlo para quien no lo tiene al día: la batería va a durar más necesariamente que la del Galaxy S7 flat, ya que tiene más mAh, y aunque la pantalla sea más grande y compense ese diferencial, en reposo el consumo es igual. Así que a igualdad de condiciones, si la diferencia de tamaño no supone un problema y el coste extra del Edge es salvable, este último dará mejor rendimiento en batería.
Por otro lado, la carga rápida se ha hecho aún más rápida, es realmente útil cuando apenas tenemos media hora de paso por casa antes de volver a salir, por ejemplo, y necesitamos que el cargador eche el resto en muy poco tiempo. Cuando se vuelve a un smartphone sin ella, se echa de menos. Mucho.
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir
En cuanto al rendimiento, no ha dado problemas. Ni durante la navegación por la interfaz, ni a la hora de enfrentarse a juegos exigentes, ni a la hora de disparar ráfagas de fotografías, etc. Tampoco hay lag, aunque también es cierto que viendo la evolución de los Galaxy anteriores, es una incógnita si el rendimiento y la fluidez irán degradándose. En el S6 Edge+ ocurrió, y es algo que se soluciona con un restaurado de fábrica, pero no por eso es menos incordio.
El borde curvo ahora es más útil, aunque su grandeza no reside en su utilidad

Luego está TouchWiz, que es un limón rancio pero no por eso hay que hacer ascos a sus últimas gotas de zumo. TouchWiz ha mejorado con el paso del tiempo y aporta algunas funciones extra realmente útiles que no estarían ahí en un Google Edition, pero sigue transmitiendo imagen de fragilidad.
En el caso del S7 Edge, quizás sea Tasks Edge la utilidad más destacada que hace uso de un componente del propio terminal. Le añade más utilidad que la que había hasta ahora, si bien es cierto que la grandeza de las curvas no está en lo útiles que puedan ser, sino en la diferenciación que suponen para el diseño.
Esa utilidad para la curva la forman un panel de acceso rápido a notificaciones, otro con información actual de Yahoo! Noticias, otro con una suerte de navaja suiza que encabeza una regla, otro con contactos, y el posiblemente más útil y completo: uno que mezcla aplicaciones con contactos. Así permite, por ejemplo, llamar directamente a un contacto, y no meramente abrir la tarjeta de ese contacto o abrir la aplicación Teléfono.
Samsung Galaxy S7 Edge, un smartphone difícil de batir
Quien sigue apagado o fuera de cobertura es Samsung Pay, que en el momento de publicar este análisis sigue sin estar disponible en los mercados para los que hace unos meses se anunció "pronto", incluido España. Todavía no hemos podido utilizar esta tecnología de pago móvil, así que tendremos que esperar a dentro de unas... ¿semanas?
Por otro lado... ¿en qué queda el S7 flat? Su papel de mayordomo del Edge es ya tan acusado que su fondo de pantalla por defecto bien podría ser la ilustración de una pajarita. Es un excelente terminal, y casi tan redondo como el Edge, pero en la gama alta Samsung necesita machacar competidores para la venta de smartphones, no pasearse con la bandeja de las bebidas. El marketing que se está llevando el modelo sin curva tiende a cero.
Disparos finales: el sonido es bastante bueno pese a contar con un único altavoz, bastante pequeño. Más que de calidad, hablamos de potencia. El doble click para abrir la cámara es adictivo, mucho más útil este gesto para abrir la cámara de forma instantánea desde cualquier lugar que para la multitarea o para la ejecución de S Voice. En ergonomía, el S7 Edge tiene un agarre excelente, como la sensación general en la mano. Superior. Y el modelo de color negro es sin duda el más bonito de los cuatro.
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