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'X-Men: Primera Generación': El inicio del curso

Publicado el 05 junio 2011 por Davicine
Las críticas de David G.: X-Men: Primera Generación
'X-Men: Primera Generación': El inicio del curso
El cine de mutantes recibe una nueva entrega, en esta ocasión en forma de precuela. El principal interés de X-Men: Primera Generación reside en conocer la infancia y juventud de dos personajes fundamentales en la historia mutante: Charles Xavier y Eric Lehnsherr. Los que siempre se preguntaron como surgió la eterna enemistad entre los dos puntos de vista irreconciables sobre el papel de los mutantes en el mundo podrán ahora saciar su curiosidad... ¿del todo?
Lo cierto es que el comienzo de la película recuerda a una de las entregas anteriores con el futuro Magneto doblando las verjas del campo de concentración nazi donde fue separado de sus padres... y ahí acaban los paralelismos.
La historia sigue, por otro lado, el encuentro entre un niño Xavier y una niña Raven Darkhome/Mística por un lado y con la búsqueda del futuro Magneto del ser que le arrebató a su madre, un apocalíptico Kevin Bacon (Mystic River, Footloose) en el papel del enigmático mutante Sebastian Shaw, que termina siendo lo más correcto y eficaz de la película.
La verdad es que X-Men: Primera Generación es una película que se deja ver; Tanto James McAvoy (Wanted, Las Crónicas de Narnia) en el papel de Xavier como Eric Fassbender (Malditos Bastardos, 300) en el de Magneto cumplen de sobra y se toman su trabajo en serio. Entre el resto podemos destacar a Jennifer Lawrence (El Castor, Like Crazy) como una convincente Mística y a Nicholas Hoult (Furia de Titanes, El Hombre del Tiempo) como Hank McCoy que no como Bestia. El resto del reparto cumple su papel apoyado en un guión sin sobresaltos que logra mantener el interés durante la mayor parte del metraje.
Todo correcto hasta aquí, pero es la opinión de este humilde cinéfilo que la sombra de las anteriores entregas puede ser demasiado alargada. El guión, como digo, es correcto. Se le pueden perdonar ciertos saltos producto de la necesidad de enlazar demasiados sucesos o la aparición de personajes importantes poco elaborados como el de Emma Frost, que quizá resulten más agraciados en la más que presumible secuela de la precuela. Incluso puede perdonarse el aspecto de Bestia, que pierde muchos enteros comparándolo con su aparición en X-Men 3.
Sin embargo, quizá lo que lastra la película no es la película en sí sino la sensación de lo que podría haber sido y no fue que queda a la salida del cine. A diferencia de otras precuelas como la de Star Trek, que al margen del gusto personal de cada uno sí daba un nuevo aire a la saga, aquí parece optarse por una solución más continuista y por pasar de puntillas por temas delicados dentro de la propia historia, como queriendo hacer el menor ruido posible.
En conclusión, es una película recomendable con las debidas expectativas. Si este es el inicio del curso, esperemos que la lección mejore.
¡Hasta pronto!Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.

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